El conflicto en Crimea entre Rusia y Ucrania comenzó en 2014 y tiene sus raíces en una serie de eventos políticos y geopolíticos.
Contexto: En febrero de 2014, durante el Euromaidán (protestas pro-europeas en Ucrania), el presidente ucraniano Víktor Yanukóvich fue derrocado. Este evento llevó a un cambio de gobierno en Ucrania y desató tensiones entre los partidarios de acercarse a la Unión Europea y aquellos con vínculos históricos y culturales más cercanos a Rusia.
Anexión de Crimea por Rusia: En respuesta al cambio de gobierno en Kiev y temiendo por los intereses rusos en Crimea (una península estratégica con una población étnicamente rusa y una importante base naval rusa en Sebastopol), Rusia anexó Crimea en marzo de 2014. Este movimiento fue ampliamente condenado por la comunidad internacional, y muchos países consideran la anexión como ilegal bajo el derecho internacional.
Conflicto en el este de Ucrania: Tras la anexión de Crimea, el conflicto se intensificó en el este de Ucrania, donde grupos separatistas apoyados por Rusia tomaron el control de varias ciudades y regiones. Esto llevó a un conflicto prolongado entre las fuerzas ucranianas y los separatistas respaldados por Rusia en las regiones de Donetsk y Lugansk.
Impacto internacional: El conflicto en Crimea y el este de Ucrania ha tenido importantes repercusiones geopolíticas, incluyendo sanciones económicas impuestas a Rusia por parte de Occidente, así como un cambio significativo en las relaciones entre Rusia y los países occidentales.
Conclusión
A pesar de los intentos de resolución y los acuerdos de alto el fuego, el conflicto en el este de Ucrania no ha sido resuelto completamente. Crimea, por su parte, sigue siendo administrada por Rusia y la comunidad internacional no reconoce la anexión. En otras palabras, Crimea es un territorio disputado entre Rusia y Ucrania, controlado por el primero pero reconocido por la comunidad internacional como parte del segundo.
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